La pintura Románica, aunque su nombre asemeje el romano, no tiene nada que ver con el arte Romano. No se retoman los ideales clásicos, sino al contrario, pierde la naturalidad de la expresión, en este caso la expresión de la cara, que algunas veces puede asemejarse algo monstruoso. El uso variado de los colores es importante, pero algo que sigue siendo igual es que sigue representando temas o pasajes bíblicos, el arte sigue muy apegado a la religión.
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